"Consuelo perfumado de una gata"
En la jerga callejera, del lunfardo, del tango y del ambiente nocturno del boliche o bodegón, se dice del "gato": no al animal que generalmente se le tiene de mascota, sino a la mujer que por una noche se presta a los placeres de la carne y del agasajo de su compañía por dinero.
Suelen estar en locales o establecimientos llamados en general: burdeles o licorerías, también se les llaman: wiskerías o casas de citas.
En un cabaret se suelen presentar espectáculos de tango o comedias teatrales con argumentos irónicos y de trasfondo mórbido que pretenden entretener a los visitantes de turno. El caballero debe pagar a la dama o "gato" una copa de la casa para entablar diálogo y acceder, si ella acepta, al coito sexual por dinero, el cual puede concretarse en el mismo sitio -de estar preparado, éste, para tal ocasión- o en hoteles de poca monta ubicados en inmediaciones del burdel.
Las "prostitutas" se diferencian de los "gatos" porque estos últimos a diferencias de las primeras, eligen a sus clientes y no acceden a cualquiera. Deben ser hombres de alta posición económica y gustos refinados. Los "gatos" pueden acompañar al mismo hombre en más de una ocasión, incluso en reuniones o sucesos sociales.
Fuente: Diccionario del tango y la calle.
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